El artista británico Jamie Cullum fue uno de los
grandes amigos e impulsores de la carrera de la fallecida Amy Winehouse en sus
inicios, y recientemente ha contado intimidades de su relación con la artista.
El popular cantante y pianista de jazz Jamie Cullum
fue uno de los grandes valedores de Amy Winehouse cuando ella trataba de
hacerse un hueco en la industria musical allá por el año 2003. Aunque con el
paso del tiempo fueron perdiendo el contacto y la intérprete inglesa acabó
inmersa en una profunda adicción al alcohol y las drogas,
su ex-amigo siempre confió en que su innegable talento y su
actitud perfeccionista le ayudaría a superar sus problemas.
"Sinceramente, siempre pensé que lo de Amy sería
solo una fase, que la música la devolvería a la realidad. Cuando su voz empezó
a sonar de una manera diferente, en su momento creí que ella acabaría dándose
cuenta y pondría remedio a todos sus problemas. Siempre supe que para ella su
voz lo era todo y que tenerla bien afinada era una de sus grandes obsesiones.
Pero al final pasó lo que pasó, y es muy triste", se sinceró Jamie en la
revista Event.
El también artista británico recuerda que, en sus
inicios, Amy se encontraba exclusivamente centrada en la promoción de su disco
debut "Frank" (2003) y, por ello, trataba de evitar las tentaciones
de la vida nocturna una vez terminaban los muchos conciertos que ambos ofrecían
por toda Europa, en los que Amy solía ejercer de telonera o compartía emotivos
duetos con Jamie.
"Cuando empecé a ganar popularidad y decidí
empezar a presentar mis canciones en vivo, Amy era mi telonera y por eso nos
hicimos tan buenos amigos. Pasábamos mucho tiempo juntos, conectamos a nivel
artístico porque teníamos muchas cosas en común, experiencias personales y ese
gusto por la improvisación en el escenario. Pero claro, en esos tiempos ella no
era tan famosa", apuntó antes de señalar el momento concreto en que su
relación comenzó a deteriorarse.
"En esos tiempos, a ella no le gustaba trasnochar
demasiado porque pensaba que su voz se vería perjudicada y optaba siempre por
irse al hotel a escuchar música. Todo eso ocurrió antes de que llegara a lo más
alto y perdiéramos el contacto para siempre. La Amy que yo conocía estaba
obsesionada con la música.", concluyó el cantante y pianista de 36 años.
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