Cuatro niñas pequeñas disfrazadas de Madonna en su época de Like a Virgin (es decir de novias con lencería y crucifijos) entonan un “vas a amar esto, no puedes superarlo, porque soy una mala perra”. Son los primeros segundos del nuevo videoclip de la reina del pop, "Bitch I’m Madonna", que arranca con humor y un auto homenaje para después dar paso a tres minutos frenéticos de baile y fiesta en el que no paran de sucederse las apariciones de rostros famosos.
Algunos de ellos son las grandes superestrellas de la música actual, como Beyoncé, Kanye West, Nicki Minaj o Katy Perry. Si Taylor Swift reunía hace pocas semanas a su grupo de amigas cantantes y modelos para el clip de "Bad Blood", Ciccone también ha apostado por aparecer acompañada de celebridades. Son menos que en el de Swift, pero de mayor nivel.
Madonna ha aprovechado su adscripción a Tidal, el servicio de música de pago creado por Jay-Z y al que pertenecen muchos de los artistas que salen en el vídeo, para hacer toda una demostración de poder en el que se presenta como uno de los videoclips del año, y con el que la diva intentará dar el impulso definitivo a su disco "Rebel Heart", que hasta la fecha ha tenido ventas discretas.
Quien espere ver a Beyoncé, a Katy Perry o a Miley Cyrus interactuar con Madonna en el vídeo, cantar junto a ella, en definitiva, ver a la Reina del pop junto a sus principales sucesoras a la par, se llevará una decepción. La participación de las grandes figuras es en forma de cameos insertados, pero su aparición es igualmente llamativa.
Todas ellas son estrellas con nombre propio que triunfan en todo el mundo, pero han querido reverenciar a la eterna ambición rubia (esta vez con el pelo rosa) mirando a cámara y diciendo la frase Bitch I’m Madonna (perra, soy Madonna). Beyoncé lo hace imitando una pose de Ciccone en su clásico Vogue.
De un modo u otro, la diva de 56 años ha conseguido la presencia de las principales figuras de la industria, rivales en ventas y compañeras de negocios en Tidal, plataforma que ha estrenado el vídeo en exclusiva. También sale unos instantes Kanye West, uno de los productores del último álbum de Madonna y también miembro destacado de Tidal. Como también lo es Nicki Minaj, que interpreta la parte rap del tema en un vídeo dentro del propio vídeo, ya que aparece en una pantalla que sujetan los bailarines. Pero hay muchos más, y ellos sí que están integrados en la historia principal, rodada en los pasillos y la azotea del lujoso Standard Hotel de Nueva York.
Madonna obliga a beber un chupito al top model español Jon Kortajarena, que repite con ella tras el vídeo de Girl Gone Wild de hace tres años. El cómico de televisión y actor Chris Rock y la cantante e imagen de la línea de ropa de Madonna, Material Girl, Rita Ora bailan en los pasillos, y en la coreografía principal del vídeo salen junto a Diplo (productor de la canción) los diseñadores Alexander Wang y Jeremy Scott. Este último viste de Moschino a Madonna con un diseño de leopardo.
El elenco de protagonistas lo cierran dos de los hijos de la cantante, Rocco, fruto de su matrimonio con Guy Ritchie, y David Banda, de nueve años y que adoptó en Malaui, que parece dispuesto a seguir los pasos de su madre ya que ejecuta con descaro una coreografía de break dance.
Moderna a rabiar con un look propio de una adolescente, con una canción de letra irreverente, rodeada de estrellas, y al mismo tiempo sin olvidarse de su lado familiar. Así se presenta la diva dispuesta a asaltar las listas de éxitos y convertir "Bitch I’m Madonna" en la canción del verano.
La fórmula, como ya le ocurrió a Swift, parece que funciona. Una hora después del estreno del vídeo, Madonna ya era trending topic mundial en Twitter con más de cien mil publicaciones hablando de ella.
